Pastor Daniel Peláez
Trabajador Social Clínico
En los últimos 12 años hemos investigado el tema de la adicción a la tecnología y su impacto en la vida del ser humano, la familia y la comunidad. El uso del internet en casi todos los aparatos electrónicos es el denominador común para este tiempo. El uso del internet para casi todas las transacciones cotidianas ya es una realidad. De igual forma se ha hecho del internet la principal manera de entretenernos y socializar.
La adicción o dependencia a la tecnología no es un diagnóstico clínico que haya sido incluido en la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM), sin embargo, es un problema de salud mental que está en constante investigación y que ya ha tenido unos avances muy firmes en que en un futuro cercano se incluya como un diagnóstico clínico. Por otro lado, el ICD-11 Clasificación Internacional de Enfermedades, establece el “Gaming Disorder” como enfermedad o diagnóstico lo que significa un avance significativo en la identificación formal de este problema.

Ahora bien, el ser humano, las familias y comunidades pueden observar como el uso de aparatos electrónicos con acceso al internet ha ido en aumento acelerado. El 66.2% de la población mundial tiene conexión al internet esto es 5.25 billones de personas. Si observamos de cerca a la gente vemos lo difícil que se les hace despegarse de las pantallas de sus teléfonos o tabletas. El mundo virtual ha capturado la atención de la gente de tal forma que los lleva a una experiencia de placer y aislamiento que promueve el incremento del tiempo de uso y que trae como consecuencia el deterioro de áreas esenciales de la vida. Parecido al consumo de drogas, las adicciones psicológicas se pueden medir por el nivel de consumo y hábitos.
Existen diferentes adicciones psicológicas tales como adicción a los juegos de azar, a la comida, compras, pornografía, sexo, entre otras. En la adicción a la tecnología medimos los factores de riesgo a través del tiempo de uso en la actividad con los aparatos electrónicos. A mayor consumo de tiempo mayor será la complejidad de la situación de dependencia y las consecuencias detrimentales en las diversas áreas esenciales de la vida. En la niñez podemos ver algunos indicadores que nos van a ayudar a identificar si existe dependencia o adicción a la tecnología:
Deseo persistente e incontrolable en estar conectado en la actividad virtual (juegos de video, redes sociales, etc.).
Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba.
Alta cantidad de horas de uso del internet o aparato electrónico.
Pérdida de interés o deterioro en el área académica.
Molestia, irritabilidad y hasta violencia al no poder estar conectado al internet o usando el aparato electrónico.
Deterioro en la higiene y alimentación por estar usando el internet o aparato electrónico.
Aislamiento de amistades y familiares.

Pérdida de sueño y descanso por el uso del internet o aparato electrónico.
Necesidad de incrementar el uso del internet o actividad virtual para lograr satisfacción (ya una o dos horas no son suficientes).
Necesidad de tener acceso al internet o al aparato electrónico constantemente.
Te compartimos unas recomendaciones para crear un balance saludable en el uso del internet y aparatos electrónicos:
Establece un horario de uso del internet en el hogar.
Promueve la educación acerca del internet y el uso que se le dará en el hogar.
Provee estructura en los horarios de estudios y descanso y que los mismos no sean violentados.

Provee supervisión en el contenido que se observa, juegos de video y aplicaciones.
No cedas ante la presión externa o de los pares, evalúa y consulta antes de tomar decisiones acerca de la compra de juegos de videos y aplicaciones.
Descubre y motiva a nuevas formas de entretenimiento no tecnológicas.
Practica la técnica de sustitución, en la que se le ofrecen alternativas de entretenimiento en cuanto termina una actividad con el aparato electrónico.
Promueve actividades de socialización con otras personas o pares de manera presencial o “face to face”.
Si piensas dar un celular que sea luego de los 12 años o cuando entiendas que es adecuado. No le digas que se lo vas a regalar, sino que por el contrario se lo vas a prestar. El adulto debe tener siempre el control del teléfono que el menor esté usando.
Provee refuerzos positivos, expresiones de amor y afecto.
Si entiendes que la situación no mejora o no la puedes superar, busca ayuda profesional.
Es importante señalar que las adicciones ocurren en un proceso de escalada que parten desde un uso regular o un descubrimiento de algo placentero que va llevando a la persona a un sobreuso, abuso y finalmente a la adicción. La Asociación Americana de Pediatría establece recomendaciones para el uso del internet y la tecnología de forma estructurada. Por ejemplo, establecer un uso de 2 horas o menos de tiempo en pantalla no relacionado a actividades escolares. Tiempo en pantalla equivale a la televisión, juegos de video, tableta, etc. De igual forma, no se recomienda el uso de juegos de video o actividades en el internet a menores de 7 años que no sea para establecer comunicación con familiares o seres queridos.
Recordemos que el internet y todos los usos que le podemos dar son herramientas para facilitar unos procesos, sin embargo, nunca podrá sustituir las dinámicas de socialización, desarrollo humano y afectivo del ser humano. Fomentemos un uso saludable del internet y de los aparatos electrónicos y mantengamos nuestra calidad de vida.

Daniel Peláez posee una Maestría en Trabajo Social y post grado en Trabajo Social Clínico. Estudios graduados en Divinidad del Seminario Evangélico de Puerto Rico. Certificaciones profesionales en internet addiction, adicciones químicas, cyber sex addiction, entre otras. 25 años ejerciendo como trabajador social y 17 años como profesor. 6 años como pastor asociado en la Iglesia Metodista de Puerto Rico.
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